Eva

el

2000… 20 años se dicen fácil pero tratar de resumirlos en una cuartilla si que es una tarea difícil, lo importante es que ese fue el año en el que conocí a Eva, eramos apenas unas niñas, con toda la energía adentro, con todos los sueños idiotas que teníamos entonces, y ahí andábamos, cuatro años de bachillerato nos regalaron una de las mejores historias de amor que voy a poder contar.

Aún recuerdo el día que regrese a la escuela después de un año perdido gracias a la ansiedad, los medicamentos y la falta de interés… estaba perdida, no veía ninguna cara conocida en aquel salón, y después de 15 minutos apareció en la puerta Eva… Gracias a Dios!!! una cara conocida, había entrado conmigo a la escuela el mismo año, no tenía ni la menor idea de cual era su historia, si había perdido un año completo igual que yo, o solo un semestre pero ahí estaba, y es lo que realmente importaba, no podía estar más feliz de ver su cara, genial!! ya veremos que surge de todo esto.

Teníamos entre todo el montón de cosas en común, la edad, los mismos gustos en música la rebeldía y las mismas ideas locas, así que gracias a una nota que decía «me gustan tus tennis»  y a que me suspendieron un día completo por no llevar zapatos formales, comenzamos nuestra amistad, teníamos demasiadas cosas en común así que de pasar el tiempo juntas en la escuela formando el mismo equipo para cada materia, empezamos a pasar cada vez más tiempo fuera.

Comenzamos a salir a los bares de rock apenas cumplimos los 18, muchas de las veces llegábamos sin un quinto en la bolsa así que nos quedábamos afuera escuchando la música, otras llegábamos y corríamos con la suerte de que nos dejaran entrar sin paga, ahí en esos bares de «mal a muerte» como decían nuestros adultos, comenzó a crecer aún más nuestro gusto por el rock and roll, lo fuimos puliendo, nos fuimos adentrando cada vez más, y comenzamos a soñar despiertas… Que tal si organizamos nuestros propios eventos de música? no tenemos por que estar aquí afuera esperando a que nos dejen entrar, no tenemos por que esperas más tiempo para conocer a aquel guitarrista o al otro bajista de aquella banda que tanto nos gusta, podemos hacerlo nosotras mismas, las primeras mujeres en la cuidad organizando eventos de Rock!!!

Y así fue, nuestras ganas eran enormes y cada cosa que se nos metía en la cabeza la materializamos,  ahí nos tenían con el uniforme del bachillerato hablando en plan de negocios con algún miembro de una banda de rock, locas, con miedo, con pleitos con desacuerdos, como fuera,  y después de meses de planificación estábamos a los 19 años cobrando entradas a tipos de 30 en nuestro primer evento de Rock and Roll…

Con el tiempo comenzamos a madurar, de tener en primer plano la música comenzamos a interesarnos en el amor, intentando encontrar nuestra media naranja, aunque se nos daba mejor la música, pero ahí estábamos emocionadas buscándolo… en el proceso hubo alegrías, también fracasos, lloramos juntas, nos reímos juntas, nos tomamos juntas las botellas completas de Jack Daniels, prometiendo olvidarles, aún recuerdo la primera vez que le partieron el corazón, fue un golpe fuerte, pero Eva afronto la situación de una manera admirable, fue entonces cuando me di cuenta que por mejor amiga tenía una guerrera, situaciones que hubiera preferido que no hubiera tenido que enfrentar, y la historia de desamor duró mas de lo que a todas nos hubiera gustado, pero ahí estaba, enfrentando cada cosa de la mejor manera posible, siempre con la cabeza en alto, con el corazón bien roto, pero con la dignidad bien puesta, hasta ahora jamás olvido lo fuerte que fue y lo fuerte que sigue siendo.

Nuestros caminos tomaron rumbos diferentes, y pronto me mude de ciudad, ahora vivíamos a kilómetros de distancia, y tratábamos de cualquier manera mantener nuestra amistad, hablábamos de vez en cuando por teléfono, nos mandábamos mensajes, nos visitábamos y ahí seguíamos en la distancia, juntas. Conforme fueron pasando los años nos enfrentamos a situaciones más difíciles, la vida nos puso de cara ante la mismo situación, tuvimos que tomar decisiones que hubiéramos preferido no tomar, lloramos una de cada lado del teléfono, y lloramos de frente, hablamos hasta que nos cansamos y superamos el tema, y seguimos caminando.

Hicimos nuestro primer viaje de amigas, a las playas de Oaxaca, que calor hacía, que revolcada nos pego el mar, todo gracias a mis miedos y mi inexperiencia, y terminamos con el bikini lleno de arena, bebimos hasta tarde a la orilla del mar, escuchando las olas romperse y viéndolas crecer poco a poco, sintiendo como el aire golpeaba nuestros rostros, que maravilla fue aquel viaje, hubiera querido que no terminara nunca, pero la vida siguió caminando.

Un año más tarde, después de 14 años de historias, me tocó acompañar a Eva en uno de los días más importantes de su vida, ahí estaba, perfecta, sonriente, vestida de blanco caminando hacia el altar, tenía demasiado que aprender de ella, jamás dudo, jamás perdió la esperanza, venció sus miedos y así fue como conoció al amor de su vida,  estuve presente con los ojos llenos de lagrimas, con el corazón lleno de felicidad, estábamos juntas como siempre, compartiendo uno de sus momentos más felices, siendo testigos de que es verdad, el amor existe y lo teníamos de frente.

Hemos pasado por tanto, nos hemos caído juntas, y juntas nos hemos levantado, hemos discutido, hemos arreglado nuestras diferencias, hemos llorado una en el hombro de la otra, hemos reído, celebrado, cantado a todo pulmón y bailado como si fuera el ultimo baile en tantos conciertos…

Y cuando creemos que el amor no puede ser más grande, ocurre la magia, Eva se convirtió en madre el 23 de abril, ese pequeño hombrecito a llegado a cambiar por completo la historia, y para bien, me ha convertido en su «tía borracha» favorita, y mas vale que así sea… Una vez más mi guerrera favorita de cara a cara con el amor de la vida.

Y como alguna vez dijimos «Por ellos, por las mamás de ellos, que los hicieron tan bellos, para acostarnos con ellos, y chingue su madre a la que este con ellos» y por todos los brindis que estén por llegar.

Deja un comentario